"Morochito" Rodríguez sigue siendo el rey

- Con mariachi y boxeo celebró los 50 años de su oro

- El primer campeón olímpico de la historia de Venezuela recibió el calor de la familia del deporte en el aniversario de su hazaña

(Prensa Comité Olímpico Venezolano – Caracas 26 de octubre).- Un 26 de octubre hace 50 años la historia deportiva de Venezuela cambió. Ese día se escuchó por primera vez el Gloria al Bravo Pueblo en unos Juegos Olímpicos. Un pequeño joven cumanés ganaba la corona de los 48 kgs, una categoría que se disputaba por primera vez en la justa de verano. Cincuenta años después, Francisco “Morochito” Rodríguez, asegura que sigue siendo el mismo, aunque haya entrado en el plano de la leyenda.

Morochito recibió el calor de su pueblo, del boxeo, del deporte en general y de la familia olímpica venezolana, en la celebración de los 50 años de su gesta en México ’68, en una jornada de homenaje que el Comité Olímpico Venezolano y la Federación Venezolana de Boxeo organizaron para recordar la histórica jornada.

“Mi vida no ha cambiado, siempre seré el mismo, humilde”, aseguró Morochito durante el conversatorio organizado como parte de la agenda aniversario, arrancando la ovación del auditorio del COV, por parte de un público que sabía a ciencia cierta que en sus labios aquella frase no sería nunca una declaración hueca, sino la más auténtica manifestación de su esencia.

La jornada se inició con la proyección de un video que evocaba los grandes momentos vividos a partir de aquel 26 de octubre: el momento de su triunfo, la caravana de bienvenida con la que se le recibió en Venezuela y los homenajes oficiales que recibió en su momento.

Luego se proyectó un video en el que grandes astros del deporte olímpico de Venezuela saludaban al campeón. Los otros medallistas dorados Arlindo Gouveia y Rubén Limardo, Greivis Vásquez, el capitán de Caciques Gabriel Maestre, Kharla Magliocco, Antonio Díaz, Junior Sánchez, Andreína Pinto, Albert Subirats, Jefferson Milano, Johana Sánchez y Carlos Claverie expresaron su alegría porque Morochito puede celebrar en vida la gloria cincuentenaria.

“Estar aquí celebrando tu hazaña es un honor y un privilegio”, afirmó Luisa Benítez, presidenta de la Federación Venezolana de Boxeo. “En 1968 nos llenaste de una alegría que se mantiene vigente, porque tenemos el privilegio de tenerte en vida. Tú marcaste la historia del deporte venezolano, y eso nos inspira día a día a seguir impulsando el deporte que tanto amaste y sigues amando”.

“En 70 años de participación en Juegos Olímpicos, Venezuela solo ha logrado ganar tres oros. Eso indica lo difícil que es la hazaña que tú lograste, particularmente en un deporte de combate”, agregó el profesor Eduardo Álvarez, presidente del COV. “En los últimos años, Morochito se ha mantenido como el ícono del deporte olímpico, el abanderado de la medalla de oro”.

La junta directiva del COV confirió a Morochito Rodríguez la orden Julio César León en su única clase, máximo galardón del olimpismo venezolano.

Otros medallistas olímpicos, como Omar Catarí y Bernardo Piñango, y ex campeones mundiales como Ildemar Paisán, Rafael “Pantoño” Oronó y Jesús “Kiki” Rojas, entre otros, estuvieron presentes en el homenaje, en el que Morochito aprovechó para volver a vestir los guantes que le dieron la corona en México ’68, e hizo votos por otra presea en el boxeo. “Sigo esperando que el boxeo vuelva a hacer su oro, se lo pido a mi deporte”, confesó.

Tras el conversatorio en el auditorio del COV, se realizó una cartelera boxística en los espacios del ente olímpico, y los integrantes de la selección nacional, encabezados por el capitán Maestre, le entregaron una placa conmemorativa de los 50 años de su triunfo.

“Es un orgullo para nosotros homenajear a quien ha sido un ejemplo para todos”, afirmó Carlos Mujica. “En nombre de todos mis compañeros, me llena de orgullo entregar este reconocimiento”.

La velada cerró con mariachis que le cantaron las “Mañanitas” a la medalla cumpleañera y “El Rey” a quien sin duda sigue ocupando el trono indiscutible del deporte venezolano, y con una torta en forma de cuadrilátero para completar la fiesta.