Luego de diez años de investigación y desarrollo, el GRUPO SAN SIMÓN recibió la certificación de la Comisión Nacional de Semillas (CONASEM) para la nuez de palma “Catatumbo”, la primera de origen nacional.
Prensa.- Con infinidad de usos culinarios, el aceite de palma es el segundo más importante en cuanto a volumen de producción mundial, luego del de soya. Sus derivados son utilizados en la alimentación animal, la industria cosmética (labiales, dentífricos, champú, jabones, geles de baño, cremas) e incluso como materia prima en la producción de biodiésel.
El GRUPO SAN SIMÓN, firme en su compromiso con la excelencia e innovación en la producción, industrialización y distribución de alimentos, ha recibido la certificación de la Comisión Nacional de Semillas (CONASEM) para su nuez de palma “Catatumbo”, la primera de origen nacional.
Comenta Jorge Luis Pérez, director de Sostenibilidad del GRUPO SAN SIMÓN, que la organización se ha dedicado por 80 años al agro en la zona del Sur del Lago de Maracaibo. “Mi padre y mi tío comenzaron con la siembra de la palma como una alternativa de diversificación, buscando cultivos perennes, que dan mayor estabilidad en el tiempo.”
Indica que, por más de 40 años, Venezuela dependió de la semilla importada para la producción de palma aceitera. Pero hace una década la corporación inició investigaciones con materiales genéticos de palma. ¿La finalidad? Ser autosostenibles.
Semilla sobresaliente
Encabezados por el doctor Ivo Hernández, representante de investigación del GRUPO SAN SIMÓN, un grupo de científicos venezolanos conjuntamente con destacados expertos colombianos, evaluaron 13 clones que resultaron ser muy sobresalientes, produciendo más de 40 toneladas de racimos de fruta fresca por hectárea.
Finalmente se escogió uno de estos clones y se realizaron desdoblamientos para su evaluación en unas mil hectáreas. “De esas evaluaciones algunos productores han logrado entre 20 y 22 toneladas de racimo de fruta fresca por hectárea, con cuatro años de sembradas”.
Asegura Pérez que el cultivo ya es sostenible, pudiendo sembrarse el material adecuado a la zona Sur del Lago con un costo de 0.3 centavos de dólar, cuando importar una semilla de palma cuesta más de 1.5 dólares.
Importancia de la certificación
Una semilla certificada es aquella cuyos progenitores son de élite y fueron replicados con éxito; es decir: su progenie fue sembrada en varios lugares y brindó similares resultados, demostrando el mismo comportamiento de sus padres.
El objetivo del GRUPO SAN SIMÓN es enseñar a los pequeños y medianos productores a desarrollar sus plantas, adquiriendo una semilla a un costo mínimo de 0,3 centavos de dólar, lo que les permitirá obtener una planta apenas por dos dólares. “Nuestro objetivo es que, por menos de 450 dólares, un pequeño productor siembre una hectárea de palma, lo que le costaría aproximadamente mil dólares si utiliza semillas importadas”, afirma Pérez.
Investigar y trabajar para exportar
“La idea es ayudar al productor para que luego nos venda la materia prima, al precio referencial nacional, porque lo nuestro es producir aceite”, enfatiza Pérez.
El GRUPO SAN SIMÓN espera sembrar, en la próxima década, 10 mil hectáreas propias y 40 mil más en asociación con instituciones privadas y públicas. Actualmente la corporación comercializa aceite crudo y aceite de palma para las principales refinadoras del país, y ya se enfoca en el desarrollo de una refinadora propia en el Sur del Lago.
“En un par de años el mercado interno ya estará abastecido. La idea es prepararnos para exportar, diferenciándonos de Malasia e Indonesia que son los primeros productores del mundo. Podemos hacerlo porque nuestro aceite es sostenible, no hemos derribado bosques para sembrar y el desarrollo que le estamos aportando a las comunidades rurales es medible. Estamos logrando que, comparadas con otras comunidades rurales, muestren crecimiento económico”, asegura Pérez.
La empresa busca alianzas con entes públicos y privados para tener en cada lugar cultivable de palma de aceite en Venezuela, un área de investigación para ver cómo vamos adaptando los materiales y que ser, en los próximos 5 a 10 años, genéticamente independientes de los materiales importados.
De esta manera el GRUPO SAN SIMÓN asume el liderazgo en la cadena de valor de la palmicultura, contando con investigación, viveros, cultivos, procesamiento y logística. “Nos perfilamos a ser los primeros productores de aceite crudo de palma en los próximos años”, concluyó Pérez.
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